Queridísimos estudiantes, educadores y padres de familia, sean Bienvenidos.
Nuestra labor como familia salesiana se centra en el Aguinaldo 2019 dado por nuestro Rector mayor “LA SANTIDAD TAMBIEN PARA TI”, que profundiza el texto bíblico “para que mi alegría esté en Ustedes” (Jn 15,11)
En las biografías de sus chicos don Bosco ubica la alegría en el primer escalón: “Le dije a Domingo Savio, que yo quería como primera cosa una constante y moderada alegría” y le amonestaba para que no falte a ningún recreo. El mismo Domingo Savio va acuñar para todo el oratorio esa frase que se hace patrimonio de los jóvenes que aspiran a vivir la fe con radicalidad: “Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.
La alegría es el núcleo central de nuestra espiritualidad juvenil salesiana…es el fruto principal del amor demostrado y expresión de la santidad. En esta fórmula de vivir contentos como meta de vida, se oculta, bajo una aparente simplicidad, un fuerte desafío místico y ascético. Un intenso y exigente camino de santidad. Hagamos la prueba de vivir sólo por un día estando siempre contentos, veremos que no es nada fácil, y que para lograrlo se necesitan hondas raíces de fe y profundo equilibrio personal. Don Bosco tuvo momentos de dolor, de angustia, tristeza; pero de él se decía que cuanto más contento se lo veía, seguramente tendría problemas más agudos.
La alegría salesiana va unida al “cumplimiento del deber”: hacer bien cada cosa que se tiene que hacer, hacerla con espíritu alegre, con “buena onda” diríamos hoy. Como fruto de la voluntad de Dios. Esto permite estar siempre en su presencia y hace de la vida una continua oración. La espiritualidad salesiana nos invita vivir lo sencillo, lo cotidiano, siempre orientado a construir la vida de familia con los jóvenes y como una liturgia de la alegría que alaba a Dios por su continuo amor.
En este estilo pedagógico de santidad, como familia salesiana nos comprometemos a mejorar los aprendizajes de manera integral en función a un permanente seguimiento y acompañamiento individual –grupal a los estudiantes y sus familias; a lograr una sana convivencia escolar; a estar en el “Patio”, no simplemente como momento de recreación, sino como es en realidad ese espacio vital, cargado de una diversidad de valores intencionalmente entretejidos, como la trama de un aguayo multicolor. El patio donde los niños y jóvenes expresan su cultura, donde se sienten ellos mismos. Es la esquina del encuentro, y quien concurre allí para compartir con ellos, es considerado “hermano”, “amigo” y persona grata. Es el tiempo del amor, el momento en el que se siente amado. Finalmente, a participar de la “vida de gracia” por medio de la oración y los sacramentos de la confesión y la Eucaristía que son las dos alas que nos llevan al cielo.
Estimados amigos, es tiempo de hacer propósitos no de boca, sino con los hechos, y de demostrar que los Comollo, los Domingo Savio, los Besucco, los Saccardi y los Magone viven todavía entre nosotros…
Este diálogo educativo estimula el compromiso personal por el bien. Y en esto obran un estímulo edificante los compañeros que vivieron como ejemplo de santidad juvenil. Si ellos pudieron, también nosotros.
Afectísimo en Don Bosco Santo
P. Dante Mendoza SDB